¿Son los archivos garantía de transparencia y buen gobierno?
El objeto de los archivos es dar un
acceso rápido a los ciudadanos, pero las distintas limitaciones
impuestas en virtud de las leyes de transparencia, de protección de
datos... crean una red de claves, permisos y contraseñas que
dificultan su acceso incluso impedirlo y provocar la pérdida de la
información.
En
este sentido, surgen las estrategias de continuidad
digital, que pretenden garantizar la preservación indefinida de
los documentos para futuras generaciones, a pesar de las dependencias
de soportes, formatos electrónicos, programas informáticos...
Cualquier documento tiene múliples valores: administrativos,
probatorios, histórico, e incluso estratégicos para la institución
que los genera. Los documentos pueden ser de cualquier tipo, desde
documentos de tramitación de impuestos, hasta las mediciones
medioambientales realizadas en cualquier ciudad.
Una clave que garantizaría la
conservación de toda esa documentación, es su reutilización de
cualquier forma que sea preciso, en cualquier momento en que surja la
necesidad de ello. Es fundamental poseer una base de datos que
facilite el almacenamiento y recuperación de los documentos, y que
utilice metadatos que permitan la llamada “recolección
automatizada”.
Por todo lo anterior, los archiveros
tienen acceso privilegiado y manejan toda la información pública,
por lo que su papel en la innovación podría ser muy importante.
Además, el archivo es una unidad informativa de primer orden, porque
contiene una información estructura y de gran calidad, y dispuesta
para ser utilizada.
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